El mensaje es sencillo: Disfruta el té, sin importar el lugar donde te encuentres

Por Ricardo Herrera.
Historiador.
El Reino Unido durante siglos ha sido reconocido por su elegancia y puntualidad, pero todos los días, a las cinco de la tarde, las mesas de todo el mundo también se visten con la bandera británica. La hora del té no es solamente una celebración o una rutina; es un modo de vivir que comparte la población de diversos países quienes han adoptado a las hierbas y sus infusiones como una bebida llena de historia. Aunque tanto el té verde como negro han sido consumidos en diversas partes del mundo, el té negro es muy socorrido y venerado por el pueblo inglés.
Los relatos y experiencias que involucran al té inglés datan de varios siglos atrás. Para empezar, el año de 1773 vio una de las más grandes manifestaciones culturales en relación a la infusión. Los miembros de una de las primeras colonias de lo que sería más adelante Estados Unidos arrojaron cargamentos completos de té listos para usarse en las colonias. Esto fue tomado como acto de ofensa y rebelión contra el nuevo impuesto que se le agregaría a quien lo consumiera. Este simbolismo marcaría un parteaguas cultural en la historia de dos países: Gran Bretaña y Estados Unidos.
La hora del té se arraigó en la primera mitad del siglo XIX. En esa época, debido a las costumbres alimentarias que establecían el desayuno y la comida con varias horas de diferencia entre una y otra, surgió el hábito de tomar el té para apaciguar el hambre.
En materia gastronómica, existen dos corrientes importantes en la creación de la hora del té inglés: Los llamados té alto y té bajo. Estos obedecen al tamaño de las mesas en las que la comida es servida, la hora de disfrutar los platillos y el tipo de alimentos que se consumen. El té bajo esta generalmente constituido de corte dulce, aunque lo salado también está presente en forma de sándwiches informales. Este es el tipo de celebración vinculado a la plática entre amigos y a la típica idea de la hora de tomar té. Los macarrones son una opción refinada y a la vez deliciosa para disfrutar. Los scones, o panecillos escoceses, por otro lado brindan un toque británico tradicional al menú. Otra exquisita creación es el pastel de zanahoria, que sin duda alguna puede ser uno de los invitados estrella a esta celebración. El pound cake, el shortcake y las madalenas son recetas esponjosas las cuales pueden combinar perfectamente bien con el suave sabor del té negro.
El caso del té alto fue creado como parte de la necesidad de las clases obreras medias de satisfacer el hambre después de una larga jornada de trabajo. El té era el hilo conductor del alimento, pues los manjares servidos eran de especial sustancia. Algunos de estos platos eran el pay de riñones, la carne asada y el conocido pastel pastor hecho de cordero y recubierto de puré de papá y queso, el cual es un clásico.
Es importante hacer notar que la hora de té es mucho más que una comida, es un símbolo culinario mundial. A mediados del siglo XIX, en 1865, el escritor Lewis Carroll hizo de Alicia en el País de las Maravillas un verdadero clásico de la cultura popular. No solamente conoceríamos las propiedades de los pasteles y las bebidas para agrandar y empequeñecer a Alicia, sino también la eterna fiesta de té que el Sombrerero Loco y la Libre de Marzo festejan por todos los no cumpleaños celebrados. El mensaje es sencillo: Disfruta el té, sin importar el lugar donde te encuentres porque esa es la característica de la elegante tradición británica.
Para saber más.
Von Wachendorf, Viola, El Té, editorial Parragón Books, 2007.
Fuente: http://www.ucsj.edu.mx/claustronomia/index.php/investigacion/62-el-encanto-de-la-hora-del-te